Nuevas Poesias

Nuevas Poesias

Nuevas Poesias

En mi mente se aglomeran

recuerdos de mi existencia,

unos envueltos en bruma,

otros con clarividencia

Los juegos de mi niñez,

los amigos de la infancia,

los estudios, el trabajo,

la juventud, la esperanza

La honesta vida en familia

con mis padres y mis hermanos,

el amor que nos teníamos,

siempre con tendida mano

Las costumbres de mi pueblo,

sencillas, tradicionales,

que nosotros heredamos

legadas por nuestros padres

Los sanos divertimentos

con los cuales disfrutábamos,

los deportes, como el fútbol

que de jóvenes jugábamos

Las reuniones de amigos

que de una forma inocente

en las que a veces bebíamos

un poquito de aguardiente.

Las inquietudes de jóvenes

que teníamos por lograr

ese puesto de trabajo

para ganar un jornal

El sueño de poseer

los ahorros suficientes

para ofrecer a tu novia

un hogar digno y decente

La ilusión de tener hijos

y legarles los valores

que nosotros heredamos

de nuestros progenitores

Por todos estos recuerdos

que mi mente ha retenido

le doy las gracias a Dios

porque muchos se han cumplido.

Comentarios

A TI, AMIGO LECTOR

Este pequeño trabajo literario que acabo de escribir a mis ochenta y tres años, es fruto de los recuerdos de mi niñez y juventud, que mantengo de mi querido pueblo: La Zarza. He pretendido narrar en sencillos versos lugares, edificios, sociedades y costumbres, que antes existían en nuestro recordado lugar de nacimiento. Es verdad que cuando nos hacemos viejos, fluyen más claramente los recuerdos, que falsamente creíamos olvidados. Por eso, aprovechando este momento de vulgar inspiración, he decidido imprimirlos, por si alguien quiere recordar leyendas, la vida de nuestro pueblo, con sus costumbres, fiestas, trabajos y carencias. No pretendo otra cosa con este trabajo, que mantener vivos esos recuerdos y que las nuevas generaciones de La Zarza sepan apreciar el mérito de sus mayores, que los han formado sacrificándose para que ellos tengan una vida mejor. Cuan distinta es la vida de entonces, a la vida de ahora ¿Verdad? Pero no crean, que entonces no teníamos momentos felices, pues nos divertíamos, con nuestros juegos de la infancia, muchos más bonitos, “creo yo”, que los que nos puede dar el ordenador o consola. En la juventud también éramos felices con nuestras fiestas, la Velada, el carnaval, los pirulitos, etc. Los mayores, a pesar de lo dura que era la vida, también eran felices, cuando conseguían abastecer a su prole con alimentos, calzado y ropa no lujosa, pero necesaria. Yo pienso, que generaciones anteriores a la mía, tuvieron que pasarlo peor, pues había más escasez de medios, trabajo más duro, y más dependencia de las Empresas explotadoras. No quiero, que estas sencillas palabras mías, sirvan para otra cosa, que para que no se olviden nunca las “cosas” de mi pueblo. Gracias, a los que me lean, y ojalá saquen algún provecho de esta pequeña y sencilla obra, escrita y guiada más con el corazón que con la cabeza. FRANCISCO PÁEZ Romero