LA HUERTA
LA HUERTA
En este querido pueblodonde hoy se encuentra la iglesia,
recuerdo que cuando niño
haber visto allí una huerta.
El terreno que hoy sirve
para montar la caseta,
hasta donde está la fuente,
allí llegaba la huerta.
Esta huerta tan extensa
tenía variados frutales,
de los cuales destacaban
los naranjos y los nogales.
De esos naranjos, quizás
exista alguno todavía,
frente al bar de Manolín
pegado a la guardería.
También había damasqueros,
perales y ricas granadas,
membrilleros, limoneros,
ciruelos y hasta avellanas.
Un hortelano cuidaba
la huerta, y de eso vivía,
con la venta de productos
en la plaza cada día.
En el año treinta y uno
la iglesia se construyó
y esta huerta productiva
abandonada quedó.
Recuerdo cuando iniciaron
la construcción de la iglesia,
también el día designado
para la primera piedra.
Bajo esa piedra colocó
el director de la Empresa,
una moneda de plata
de veinticinco pesetas
Después de bastante tiempo
de abandonada la huerta,
aún se encontraban espárragos
rodeados de matuleras.
También recuerdo yo ahora
(las cosas de los chavales)
de coger las nueces verdes
de esos soberbios nogales.
A pedrada con los árboles
las nueces iban cayendo,
y antes que viniera el guarda
había que salir corriendo.
Nos metíamos a pelarlas
al alpende de la escuela
y subíamos al depósito
para que nadie nos viera.
Estos recuerdos borrosos
que yo tengo de esa huerta,
también son granos de arena
de la historia de mi tierra.
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