NUNCA
NUNCA
Nunca conocí yo a un hombre
que fuera tan anodino,
nunca creí que existiera
un ser tan vil y mezquino.
Nunca él se declaró
a una mujer con cariño,
nunca a sus padres amó
y nunca acarició a un niño.
Nunca le dio una limosna
a un pobre que le pidiera,
nunca entregó un donativo
para la causa que fuera.
Nunca saludaba a nadie,
nunca a otro contestaba
y, como si no lo viera,
la cabeza ladeaba.
Nunca asistió a ninguna fiesta
porque nadie lo invitaba,
nunca asistió a ningún baile
porque él nunca bailaba.
Nunca se compadecía
de otro si algo le pasaba,
de las desgracias ajenas
nunca quiso saber nada.
Nunca se le conoció
que fuera a veranear,
nunca en la playa nadó
porque no sabía nadar.
Pero un día sucedió
lo que nunca antes pasó,
este hombre se murió
cosa que él nunca pensó.
Esta muerte sucedió
de una forma misteriosa,
y los jueces ordenaron
que había que hacerle la autopsia.
Los forenses al cadáver
el pecho incisionaron;
no vieron el corazón
por muy bien que lo buscaron.
En grandes letras pregona
el acta de defunción,
el cuerpo de esta persona
nunca tuvo corazón.
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