LA VESÍCULA

 


LA VESÍCULA


El día tres por la noche

en octubre de este año

me dio un dolor muy agudo

de los que hacen mucho daño.


Fui a que me reconociera

mi médico familiar

y me dijo enseguida

que era un cólico biliar.


Mi médico, que es Leopoldo,

se portó bastante bien

y habló con mi José Mari

a ver que se podía hacer.


José Mari en seguida

tomó en el caso partido

y así, el día diez ya me vio

un doctor de digestivo.


Me reconoció muy bien

y me hizo una ecografía

comprobó que la vesícula

muchas piedras contenía.


Volví el día diecisiete

a hacerme una resonancia

que ha constatado también

que la cosa es de importancia.


Y estoy en estos momentos

esperando otra cita,

para verme el cirujano

y también el anestesista.


El veinte y tres de noviembre

una endoscopia me harán

y para observarme bien

por dos días me ingresarán.


Ya me han hecho la endoscopia

pues hoy es día veinticuatro;

todo ha salido muy bien

pero he pasado un mal rato.


Me han saneado el colédoco

y le han hecho un buen barrido

dejándolo todo limpio,

ocho piedras han salido.


Ya me ha visto el cirujano

pero no el anestesista,

con él, el doce de diciembre

tengo pendiente una cita.


Me han hecho todas las pruebas

que pide el anestesista

pero de la operación

aún no hay fecha prevista.


El lunes día diecinueve

tendrán una reunión

para al fin determinar

el día de la operación.


Y cuando llegue por fin

de la operación el día,

si todo sale normal,

terminaré la poesía.


Pero si no sale bien

démosla por terminada;

como dijo Abel Martín:

"se acabó lo que se daba".


He tenido una llamada

en diciembre y me han citado

para que el día veintisiete

por la tarde esté ingresado.


Y el veinte y ocho será

el día en que me operen

y espero con ilusión

que salga bien, si Dios quiere.


Ya estamos a veinte y ocho

y ya me encuentro operado,

estoy en mi habitación

rodeado de cuidados.


Han pasado ya dos días

y estoy mejor por momentos,

motivo por el cual yo

estoy la mar de contento.


El cirujano me ha dicho

que el sábado treinta y uno

de marcharme para casa

es el momento oportuno.


Luego tuve que volver

el martes día tres de enero

para quitarme el drenaje

y curarme ese agujero.


El día cinco aquí en mi casa

Leopoldo me visitó

y viendo que estaba bien

los puntos me retiró.


Han pasado quince días

desde que estoy operado

y voy saliendo a la calle

a hacer algunos recados.


Y como voy mejorando

hora a hora y día a día

he decidido poner

fin a esta poesía.


No escribo ni un verso más,

esto ya se terminó,

sólo tengo que cuidarme

y darle gracias a Dios.


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GURUMELERO

Mi pueblo, mis amigos

La Zarza