LA PREVISORA. SOCIEDAD DE SOCORRO

 


LA PREVISORA. SOCIEDAD DE SOCORRO

Hace ya un montón de años
Pensaron nuestros abuelos,
Crear una mutualidad
Que incluyera a todo el pueblo.

Todos los trabajadores
Pertenecían a la entidad
Con el derecho a un seguro
Por muerte o enfermedad.

Antes de haberse creado
La Seguridad Social,
Los zarceños ya teníamos
Esa mutua sociedad.

El socio que por enfermo
No pudiera trabajar,
Dos pesetas cada día
Tenía derecho a cobrar.

El enfermo podía estar
En su casa levantado,
Incluso darse un paseo
Sin salirse del poblado.

Antes de ponerse el sol
Se tenía que recoger,
Porque sino se exponía
A ese derecho perder.

Si un socio o un directivo
Viera que alguien no cumplía,
Tenía la obligación
De informar a la Directiva.

La Directiva aplicaba
En ese mismo momento,
La sanción que recogida
Estaba en el Reglamento.

Si fallecía un familiar,
El socio tenía derecho,
A recibir mil pesetas
Y los gastos del entierro.

Si fallecía el titular,
La familia tenía derecho,
A una prima algo mayor
Y por supuesto, al entierro.

Por los gastos del entierro
No se cobraba efectivo,
Pues la misma Sociedad
Los cubría con sus servicios.

Disponía de un coche fúnebre
Por una mula tirado,
Que la Compañía minera
De siempre le había prestado.

No recuerdo la asignación
Que se le daba al cochero,
Pero pienso que sería
Mas bien de poco dinero.

Con el paso de los años
La Sociedad mejoró,
Y ese coche que aún funciona
La Sociedad adquirió.

Cuando un socio o familiar
Fallecía fuera del pueblo,
La Sociedad se hacía cargo
Del traslado y del entierro.

Esos gastos extraordinarios
Los teníamos que atender,
Sumándole un complemento
A la cuota de ese mes.

Actualmente he oído
Que esa Sociedad local,
Se ha incorporado de hecho
A una mutua general.

Me han informado también
Que en la fusión que se ha hecho,
Los socios no perderán
Ninguno de sus derechos.

Ojalá que muchos años
Siga funcionando bien,
Que mis paisanos puedan
Sus derechos mantener.

Para terminar diré
Que “El Socorro” se ubicaba
Donde hoy está la botica
Casi con la misma entrada.

En ese mismo edificio
La botica se encontraba,
Pero mirando a los pinos
Tenía la puerta de entrada.

Hace ya bastantes años
Se mudó la Sociedad,
Junto al viejo consultorio
De la calle San Julián.

Donde la Cooperativa
Tenía su antiguo garaje,
Disponía de un almacén
Para guardar el carruaje.

También en ese almacén
Ataúdes se guardaban,
Que estaban siempre dispuestos
Por si se necesitaban.

Como en cada sociedad
Que tenían mis paisanos,
La Junta se renovaba
Al principio de cada año.

Si en la Junta General
Te nombraban directivo,
Tenías que aceptar el cargo
Sin excusa ni motivo.

Pues como el noble motivo
Y el fin de esta Sociedad
Era servir a sus socios
Te obligaba tu moral.

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