DÍA DE GURUMELOS
DÍA DE GURUMELOS
Ya sonó el despertador,
te tienes que levantar,
pero afortunadamente
hoy no es para trabajar.
La noche anterior quedaste
con un par de compañeros,
de salir esta mañana
al campo, a por gurumelos.
Te levantas diligente
y con mucho desparpajo,
de forma muy diferente
a cuando vas al trabajo.
Te tomas el desayuno,
una taza de café,
y para no perder el tiempo
tú te la tomas de pie.
Dejaste la noche antes
de una forma manifiesta,
a punto todo el equipo
con el pincho y con la cesta.
Y también en prevención
por si se da bien la cosa
llevas dentro del bolsillo,
de plástico algunas bolsas.
Y ya tus dos compañeros
te esperan dentro del coche
y te diriges al campo
cuando todavía es de noche.
Porque son por carretera,
kilómetros a seguir
y después llenos de baches
hay que tomar un carril.
Mas cuando llegas al "tajo"
miras con perplejidad,
aparcados muchos coches,
tantos como en la cuidad.
Pero no te desconcierta,
y saltando la alambrada
coges tu pincho y tu cesta
como el que no ha visto nada.
Siempre aligerando el paso,
aunque todavía es temprano,
te diriges presuroso
a los sitios del pantano.
Luego miras las umbrías
y de andar te das el "lote",
registrando los cabezos
que tenía el tío del bigote.
Vas al cortijo del perro,
registras la "Llanaita",
y si hace falta también
los sitios de la "Relvita".
Si tienes la cesta llena
regresas contento a casa,
y si no la tienes llena
por la "Portuguesa" pasas.
Y cansado como un perro
regresas o no contento,
depende del resultado
que hayas tenido en tu intento.
Mas de una manera u otra,
a la semana siguiente,
vuelves a intentar de nuevo
a ver si tienes más suerte.
Y toda la temporada
los intentos se prorrogan,
pues la afición para ti
es fuerte como una droga.
Y es así toda la vida
hasta que llegas a viejo
porque no lo dejarás
mientras pueda tu pellejo
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