A UNA MUJER

 


A UNA MUJER

Pedí a Dios que me ayudara

a declararte mi amor,

y me dijo que llevara

en la mano el corazón.


Y tal como Dios me dijo,

yo me presenté ante ti,

pero tú me despreciaste

y yo me sentí morir.


Recogí mi corazón

y en mi pecho lo guardé,

y juré que nunca más

se lo daría a una mujer.


Y lo mismo que en la ermita

se esconde el anacoreta,

así se esconde en mi pecho

mi corazón de poeta.


La vida que lleva el fraile,

a mi me da la impresión,

que es lo mismo que la vida

que lleva mi corazón.


Mi corazón solo late

para mantenerse vivo,

y yo creo que el fraile reza

por ese mismo motivo.


Pero va pasando el tiempo

y va sanando mi herida,

y hasta me voy animando

a permanecer con vida.


Pero mi corazón dice

que él en la vida jamás,

a mostrarse a una mujer

de mi pecho ya saldrá.


Pero te digo una cosa

que no quiero que la olvides:

yo haré que mi corazón

salga si tú me lo pides.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL GURUMELERO

Mi pueblo, mis amigos

La Zarza